Los datos de actividad del segundo trimestre del año muestran que a pesar de la aceleración del ritmo de avance del nivel general de precios la actividad se mantiene en crecimiento. El mercado se debate respecto a si habrá una continuidad o si se alcanzó un techo tras el rebote posterior a 2020.

Pese a la aceleración inflacionaria y la fragilidad que marcan los indicadores del sector externo y fiscal, la buena noticia fue que la actividad económica en el segundo trimestre continuó creciendo.

Según el estimador de actividad económica del Indec, dato adelantado del PBI, en el trimestre de abril y junio la actividad tuvo un alza del 1% respecto al trimestre previo y 6,9% en comparación con un año antes.

Con este resultado, el nivel de PIB se ubica 1,7% por debajo del pico de 2017, pero 5,7% por encima del cierre del año 2019. Entre los rubros que más impulsaron el crecimiento se destacaron la inversión, con un 7,8% de expansión en el trimestre y las exportaciones, que treparon 3,5% en el período.

Mientras tanto, el consumo privado creció al 1,8% en el trimestre, lo que supone una marcada desaceleración respecto al alza del 4,2% que había mostrado durante el primer trimestre. Las importaciones también subieron 2,9% trimestral, desacelerando sensiblemente frente a trimestres anteriores en los que había ganado 6,6% y 8,4%, respectivamente.

Si se miran las variaciones interanuales de los distintos rubros, otra vez se destaca la inversión con su crecimiento del 19%. Por otro lado, sectores que venían muy rezagados como Hoteles y restaurantes se disparan ahora 3,9% interanual.

Las perspectivas para este tercer trimestre, debido a la caída del salario real derivado de la aceleración inflacionaria, por el aumento de las tasas de interés, limitación de importaciones y caída que marcan las exportaciones, son un dato a seguir de cerca para lo que queda de año.