Los mercados internacionales cambiaron de tendencia. Hasta hace poco obsesionados con la política monetaria de los EEUU, desde el fin de semana pasado pasaron a sacudirse con las noticias del colapso de un banco californiano clave en la industria tech. Rescate a depositantes mediante, las cosas se calmaron. Pero ahora Credit Suisse genera ruido
Los titulares que dominaban los movimientos de los mercados a nivel global cambiaron drásticamente de naturaleza. La obsesión por la política monetaria de la Reserva Federal de los Estados Unidos dejó pasó a una pésima noticia: el mayor derrumbe de un banco estadounidense desde 2008, Silicon Valley Bank (SVB).
El fin de semana estuvo lleno de actividad para los reguladores que, temerosos a una corrida bancaria que hiciera caer más bancos y ante el riesgo de otra crisis como la de 2008, reaccionaron rápido y garantizaron todos los depósitos de la entidad con fondos públicos, sin límite de monto. También detuvieron las operaciones de otra entidad, Signature Bank, y rescataron a sus depositantes.
Mientras los nerviosos clientes de las entidades afectadas recuperaban su dinero el lunes, el mercado caía atento a la suerte de otros bancos que podrían caer en los mismos problemas. Eso no ocurrió y hubo rebote, pero Europa trajo malas noticias cuando en medio de la volatilidad las acciones de Credit Suisse se derrumbaron y arrastraron otra vez a las bolsas del mundo.
Los inversores siguen apostando por activos de refugio y las ventas de acciones bancarias se mantienen, hasta tanto se disipen los temores. Los dos bancos estadounidenses cerrados fueron víctimas de las subas de tasas de la Fed, que disparó los rendimientos de los bonos del Tesoro de los EEUU y bajó sus precios. También el de deuda hipotecaria, en la que estaban invertidos.
La caída en el valor de esos activos generó dudas sobre la capacidad de SVB de hacer frente a sus depósitos y la sola duda alcanzó para generar la corrida que confirmó los temores.
En adelante, el mercado estará atento a los bancos considerados más débiles. El suizo Credit Suisse es uno de ellos, tras años de escándalos e inversiones ruinosas. Y con la caída del precio de su acción se despertó el debate respecto a si las instituciones suizas también deberán intervenir también.
La pregunta entre los inversores es si habrá más bancos afectados por la baja en las cotizaciones del bono del Tesoro que puedan chocar contra un problema de liquidez.