Después del rebote post pandemia y el repunte récord de la inflación en prácticamente todos los países del mundo, 2023 se presenta como un año de crecimiento más lento para países emergentes como la Argentina, según un análisis de la calificadora de riesgo S&P
La calificadora de riesgo S&P Global Ratings rebajó su previsión de crecimiento para las economías emergentes en 2023, citando las presiones que generan el conflicto en Ucrania, la persistente pandemia de COVID-19 y las condiciones restrictivas de la política monetaria en países centrales que luchan contra una inflación récord de 40 años.
La agencia de calificación proyecta ahora un crecimiento real del PBI del 3,8% para el próximo año, frente a su anterior previsión de una expansión del 4,1 por ciento.
“La revisión a la baja del crecimiento proviene de todos los mercados emergentes, excluyendo China y Arabia Saudita, con la mayoría de las economías preparadas para expandirse por debajo de sus tasas de tendencia a largo plazo”, consideró el informe que incluye entre sus regiones analizadas a América Latina y la Argentina.
Las previsiones para 2024 y 2025 se mantienen prácticamente sin cambios, con un promedio del 4,3%, según S&P.
El reporte también considero que si bien la inflación en la mayoría de los países emergentes ya parece haber superado el pico o va a alcanzarlo en el corto plazo gracias a la disminución de la inflación de los alimentos y los combustibles, se mantendrá por encima de los objetivos de muchos bancos centrales, lo que obligará a las políticas monetarias a seguir siendo restrictivas que pesarán sobre la actividad económica.
“Pero la desaceleración de la inflación, junto con el deterioro de las perspectivas de crecimiento, podría hacer que la flexibilización de la política monetaria se incluya en la agenda de varios mercados emergentes, especialmente en América Latina, a mediados del próximo año”, añadió la calificadora de riesgo.